lunes, 14 de junio de 2010

Son las 20:34 de un día más. O de un día menos, no sabría como calcularlo. Mi impotencia, y mi rabia contenida, crecen mientras leo artículos de la realidad de Gaza.

Siento una profunda decepción del género humano. Nuestras víctimas son cada día más, y quizá por eso, nuestras ganas de luchar también. Pero también nuestros miedos.
Nada podrá con nuestro sueño de justicia y libertad para nuestro pueblo. Son anhelos y suspiros en el aire; quizá surjan del futuro incierto; quizá existan para hacernos más fuertes, o quizá, simplemente, para ser conscientes de que la lucha solo acaba de empezar. Sea como fuere, resistiremos con dignidad.

Y la victoria será nuestra.
Soy novata en esto, no sé realmente cual es la función de un blog. Tampoco, qué suelen transmitir los pequeños escritores a través de este medio. Pero mientras sea la manifestación de los sentimientos, de lo que simplemente somos, de nuestra actitud diaria enfretándonos a la vida o, más allá de todo lo demás, de una forma de encontrarnos a nosotros mismos a través de un espejo que relate cuanto sentimos, siempre será algo que nos enriquecerá.

Después de todo, estoy convencida de que los seres humanos no somos más, ni menos, que unos fieles contadores de historias que reflejan nuestros anhelos, nuestros miedos, o quizá, simplemente, nuestro ser.
Y como fieles contandores de historias, ahí va la mía.